lunes, 30 de septiembre de 2019

LOS MIGRANTES EXCLUIDOS



En junio del 2019, Óscar, y su hija Angie Valeria, que estaba por cumplir dos años, abandonando El Salvador por la situación de violencia y la falta de oportunidades mueren ahogados intentando llegar a Estados Unidos, se convirtieron entonces en un símbolo de políticas crueles e inhumanas. Estas condenan rotundamente a los que convierten la tragedia humana en recurso electoral. Perturba a los que sí guardan silencio o evaden su cuota de responsabilidad. La imagen de Oscar y Valeria desnuda el carácter auténtico de quienes desean pasar la página, como el discurso del presidente de El Salvador en la Asamblea General de las Naciones Unidas, que prefirió hablar del poder de las redes sociales en el lugar de hablar de la inmigración y los problemas que más aquejan a El Salvador. Los medios de comunicación son importantes pero los hechos se confunden con las opiniones.

En esta era de la "desinformación", hay que tener una visión profunda, y es que la región ha sucumbido ante la política antimigrantes de Estados Unidos. Desde octubre del 2018 el anhelo Estados Unidos era que los países del Triángulo Norte de Centroamérica pararan las caravanas de migrantes. El documento que firmaron los gobiernos de El Salvador y Estados Unidos, ha conseguido que El Salvador se comprometa a recibir a los solicitantes de asilo que el gobierno estadounidense no quiere en su propio territorio. Y no solo El Salvador, sino también Guatemala y recientemente Honduras. El Triángulo Norte es ahora un muro que busca bloquear la migración hacia Estados Unidos. Pese a las reducciones en los homicidios, El Salvador no cuenta con las condiciones para prevenir la violencia, los desplazamientos forzados, la criminalidad, la migración forzada...

La realidad nos habla, Oscar y Valeria siguen vivos porque representan a muchos migrantes que mueren día a día, y que buscan conseguir el estatus de refugiado, mientras que los políticos ocultan la historia de ellos, los cuales huyen para salvar su vida. Por tanto, la inmigración es un problema oculto, que nadie quiere hablar. Y en El Salvador hay una campaña publicitaria de aparentemente paz y tranquilidad. Pero, esta aparente tranquilidad ¿Qué nos va costar? ¿Quiénes sufrirán el costo? ¿Quiénes están pagando el precio? La élite política oculta la realidad, pero esto ¿es democracia? ¿Es imperiocracia? ¿Cuántos seguiran muriendo?

Si nuestros políticos se toman selfies, en lugar de asumir su responsabilidad. ¿Qué harás tú por los que mueren? ¿Qué harás tú por los migrantes excluidos?

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